Regression

Close your eyes and begin to relax.

Take a deep breath, and let it out slowly. Concentrate on your breathing.
With each breath you become more relaxed.
Imagine a brilliant white light above you. Focus on this light as it flows through your body. Allow yourself to drift off as you fall deeper and deeper into a more relaxed state of mind.
Now, as I count back from ten to one, you will feel more peaceful and calm.
Ten
Nine
Eight
Seven
Six
You will enter a safe place where nothing can harm you.
Five
Four
Three
Two
If at any time you need to come back, all you must do is open your eyes.
One





Como cuento de hadas



Se movió de izquierda a derecha en una sucesión de pasos que no acababan por llevarlo a ningún lado. El único ruido que se escuchaba en aquel solitario pasillo era el de sus botas contra la helada baldosa del suelo. Se clavó en seco frente a la enorme puerta de madera sin saber que hacer. Estaba nervioso, de eso no había duda, pero no iba a lograr nada de quedarse ahí parado.

Empujó la puerta con cuidado y se abrió paso a aquella sala que contrastaba totalmente con el frío y desolado pasillo. No se trataba de los muchos muebles y decorados, ni siquiera del hogar que coronaba el centro de la habitación; sino que allí, sentada en un sillón, estaba la princesa.

Su preocupación se acentuó, y pese a haberse jurado no demostrarlo, le dijo:

-¿Qué va a pasar?

- No puedo saberlo, todavía falta un día para que se cumpla el plazo.

Tuvieron una cena tranquila y mientras hablaban de otras cosas, acabaron por olvidarse del asunto. Las horas fueron pasando desdibujando sus figuras hasta convertirlo todo en un sueño. Cuando de repente, la princesa despertó.

Su existencia fue apoderándose muy lentamente de su cuerpo y pronto descubrió junto a ella, a su caballero que le sonreía con amor.

No pudo más que devolverle la sonrisa. Los últimos tres meses y medio habían sido los mejores de toda su vida y todo gracias a ese caballero. Ahora el plazo se había cumplido y él no se había marchado, ni se había convertido en un horrible monstruo, como había ocurrido con sus anteriores pretendientes obligándola a olvidarlos. Es que en realidad ella nunca fue una princesa, sino más bien un espíritu, una ser incompleto. Y sin embargo, desde que él apareció y la rescató de la alta torre de la soledad, comenzó a sentirse como una verdadera princesa.

La princesa no podría saber sabe si esta historia es una de esas que terminan con un “y vivieron felices por siempre”. Por siempre es demasiado tiempo como para tener una certeza. Lo que si sabe es que en este instante lo ama con todo su ser y va a hacer todo lo posible para que sea una de “esas” historias.

1 de septiembre

.






No puedo creer que ya haya pasado un año
(y que haya sobrevivido)





.




Sin respuestas

¿Qué hago?
¿Me voy, me quedo?
¿Realmente odio tanto este lugar?
¿Irme representa una solución?
¿Acaso sólo estoy buscando una forma de escapar y lo de irme a estudiar es una simple excusa?
¿Cómo puedo saberlo?
¿Y si al final no me gusta?
¿Qué hago con toda la plata gastada por un capricho?
¿Con qué cara les digo a mis viejos?
¿Pero si de verdad me gusta, tanto como para no querer volver más?
¿Qué va a pasar con mi novio, con mis amigos?
¿Cada cuanto los voy a ver?
¿Puedo llevar una relación a distancia, con todo lo que eso implica?
¿Voy a ser tan dejada con las personas como soy siempre?
¿Voy a poder vivir sola, lejos de mi familia?
¿Y si me quedo, qué hago?
¿Es una mala decisión?
¿Por qué falta tan poco tiempo?
¿Por qué de repente estoy tan confundida?
¿Por qué lo único sobre lo cual tenía una seguridad, ahora lo veo tan borroso?
¿Por qué de repente estoy llorando?
¿Por qué nadie parece importarle?

Son sólo algunas de las preguntas que se hace cuando se sienta a tomar el café con su conciencia.

Comptine d'un autre été : L'après-midi


Hacia mucho que una canción no me daba escalofríos como ésta..

Paralelos

Para Guishe
Ella se sienta en el suelo con la preocupación de que esté demasiado húmedo y se ensucie el pantalón con barro. Sin embargo se sienta. Primero en un lado, después, sintiéndose incómoda, en otro. Más cerca de un árbol, para sentirse protegida. Clava la mirada en el suelo y hace el esfuerzo de notar alguna particularidad. Se siente rodeada de vida, pero no ve nada moverse. Sólo ve tierra, piedras, tierra; todo tan muerto, excepto por el pasto, por supuesto. Pero nada se mueve. Se aburre y arranca la hierba con la mano. Un montoncito acá, otro allá, otro más acá. Pronto el aire se impregna con olor a pasto húmedo. Tan fresco ¡Qué maravilla! Le llega hasta los pulmones, la llena, le hace bien. Arranca un poco más.

¿Qué hora es? Las siete. Mira en todas direcciones, pero ninguno de los presentes es a quien busca. Nota que está adormecida. Se para, se sacude y se sienta en un banco. Toma el libro que lleva en la mochila, uno sobre un hombre al que se le pierde el gato. Lee una, dos páginas y vuelve a consultar la hora. Aún no han pasado ni diez minutos. ¿Pero qué está esperando? Absolutamente nada. O tal vez, sí. Qué pase algo. Pero eso que ella quiere que suceda es totalmente ilógico. Ilógico por que no puede manipular eso que conocemos como espacio. Eso la frustra, la ha sacado de quicio en más de una ocasión.

¡Qué mierda! No puede concentrarse en la lectura. Guarda el libro, toma su cuaderno y escribe. Escribe sobre los…mira el reloj, últimos doce minutos. Sobre lo que hace, sobre lo que piensa, sobre lo que siente, sobre no poder leer el libro y sobre lo ilógico de querer manipular el espacio.

Sin embargo, todavía le queda una satisfacción (esto también lo escribe), algo así como un presentimiento. Ella sabe que en un mundo paralelo donde el espacio tampoco se puede manipular, se encuentra alguien así como su otro yo (aunque realmente no sabe como es, nunca lo ha visto). Y ella sabe que, siendo él su reflejo en el espejo, también esta sentado escribiendo sobre los últimos doce minutos y las cosas que serían ilógicas si sucedieran.

Retomando..

..o algo así.
Try to ride out the storm

Los viajes siempre son buenos para reflexionar, ya sean horas en auto o colectivo escuchando música y mirando por la ventana, como sentada frente a un lago con el murmullo del agua como única compañía. Creo que habrá mas de uno que piense como yo.

Tuve la oportunidad de hacer un viaje hace unos dias. Pensaba aprobecharlo para terminar de desarrollar algunas historias y hacer uno que otro dibujo. Inspiración no me faltó en ningun momento, pero llegado el momento de poner las ideas en tinta, me encontré con la horrible sensación de estar atada de manos. Quizás lo peor no fue la frustración momentanea, sino comprender muchos días después que este tipo de situación se viene dilatando hace meses. La maldición del artista (aparte del imsomnio), tener la cabeza llena de ideas y ser incapaz de materializarlas; no poder hacer eso que tanto uno ama.

Inconcientemente volví a escuchar algunas de mis bandas favoritas a las que les había dado stop en el reproductor, tal vez con la esperanza de volver a encontrar la inspiración en ellas, pero al parecer ahi no estaba el remedio. A veces me pregunto si no sería mejor dejar de intentar por un tiempo. Dejar de luchar contra la corriente y que todo fluya a su debido ritmo. Y sin embargo me desespera la idea de pasar otros tres meses con un monton de hojas en blanco sobre mi escritorio juntando polvo.

HELP!

Alguna idea?

I think I've lost my way

18 de Junio, 2010

"Ahora no hay más música que la de las palabras, y esas, sobre todo las que están el los libros, son discretas, aunque la curiosidad trajera a alguien a escuchar tras la puerta de la casa, no oiría más que un murmullo solitario, ese largo hilo de sonido que podrá prolongarse infinitamente, por que los libros del mundo, todo juntos, son como dicen que es el universo, infinitos."


José Saramago
[1922 - 2010]

Fuiste un grande y siempre lo vas a ser, por que tus ideas, tus palabras, ellas perduran en los libros, que son infinitos y al mismo tiempo inmortales, como vos.


"Si el mundo alguna vez consigue ser mejor, solo habrá sido por nosotros y con nosotros"


Gracias, José

Idiot Smile

Hay días en que se me dibuja una sonrisa idiota en la cara...




esos días soy
FELIZ

Tokio Blues - Huraki Murakami [Fragmento]


¿De qué me estaba hablando ella?

¡Ah, sí! Me hablaba de un pozo. No sé si existía en realidad o si era alguna imagen o símbolo que sólo existía para ella. Como tantas otras cosas que, en aquellos días inciertos, entretejía su mente. Sin embargo, después de que Naoko me hablara del pozo, he sido incapaz de imaginarme aquel prado sin su existencia. La figura de un pozo que jamás he visto con mis propios ojos está grabada a fuego en mi mente como parte inseparable del paisaje. Puedo describirlo en sus detalles más triviales. Se encuentra en la linde donde termina el prado y empieza el bosque. Es un gran agujero negro de un metro de diámetro que se abre en el suelo, oculto hábilmente entre la hierba. No lo circunda brocal alguno, ni siquiera un cercado de piedra de una altura prudente. Se trata de un simple agujero abierto en el suelo. Aquí y allá, las piedras del reborde, expuestas a la lluvia y al viento, han mudado a un extraño color blancuzco, se han agrietado y han ido desmoronándose. Unas lagartijas verdes se deslizan entre las grietas. Sé que si me asomo y miro hacia dentro no veré nada. Es muy profundo. No puedo imaginar cuánto. Y está tan oscuro como si en una marmita alguien hubiera cocido todas las negruras de este mundo.
—Es muy, pero que muy profundo —decía Naoko escogiendo cuidadosamente las palabras. Ella hablaba así a veces: muy despacio, buscando los términos adecuados—. Es muy profundo. Pero nadie sabe dónde se encuentra. Claro que está por allí, en algún sitio. Eso es seguro.

Y, con las manos metidas en los bolsillos de su chaqueta de tweed, se volvió hacia mí y me sonrió como diciendo: «¡Es verdad!».

—Tiene que ser muy peligroso —comenté—. Hay un pozo muy hondo por alguna parte. Pero nadie sabe encontrarlo. Si alguien se cae dentro, está perdido.

—Pues sí, está perdido. ¡Catapún! Y se acabó.

—¿Y eso ocurre?

—Quizás una vez cada dos o tres años. Alguien desaparece de repente, y por más que lo buscan no lo encuentran. Entonces la gente de por aquí dice: «Se habrá caído dentro del pozo».

—¡Vaya! No es una muerte muy agradable que digamos.

—iOh, no! Es una muerte horrible —dijo Naoko sacudiéndose con la mano unas briznas de hierba de la chaqueta—. Si te rompes el cuello y te mueres sin más, todavía, pero si resulta que sólo te tuerces el tobillo, o algo parecido, estás perdido. Por más que grites, nadie va a oírte, no hay esperanza alguna de que nadie te encuentre, los ciempiés y las arañas pululan a tu alrededor, el suelo está lleno de huesos de personas que han muerto allá dentro, todo está oscuro, húmedo... Y allá arriba se dibuja un pequeño círculo de luz parecido a la luna en invierno. Y tú vas muriéndote allí, solo.

—Si lo pienso se me ponen los pelos de punta —dije—. Alguien tendría que buscarlo y cercarlo.

—Pero nadie puede encontrarlo. Así que ten cuidado y no te apartes del camino.

—No temas. No lo haré.
Naoko sacó la mano izquierda del bolsillo y agarró la mía.

—Pero a ti no te pasará nada. Tú no tienes por qué preocuparte. Aunque anduvieras por aquí de noche con los ojos cerrados, tú jamás te caerías dentro. Seguro. Y a mí, mientras esté contigo, tampoco me pasará nada.

—¿Jamás?

—Jamás.

—¿Y cómo lo sabes?

—Lo sé. —Naoko asió mi mano con fuerza. Luego siguió andando un rato en silencio—. Estas cosas las sé muy bien. De pronto las siento, y punto. Por ejemplo, ahora que estoy agarrada a ti con fuerza, no tengo miedo. Nada puede hacerme daño.

—Entonces es fácil. Basta con que estés siempre así —dije.

—¿Eso... lo dices en serio?

—Desde luego.

Naoko se detuvo. Yo también. Ella posó sus manos sobre mis hombros y se quedó mirándome fijamente. En el fondo de sus pupilas, un líquido negrísimo y espeso dibujaba una extraña espiral. Las pupilas permanecieron largo tiempo clavadas en mí. Después se puso de puntillas y acercó su mejilla a la mía. Fue un gesto tan cálido y dulce que mi corazón dejó de latir por un instante.

—Gracias —dijo Naoko.

—De nada —contesté.

—Estoy muy contenta de que me digas eso. —Esbozó una sonrisa triste—. Pero no es posible.

—¿Por qué?

—Porque no puede ser. Porque es horrible. Eso... —Pero enmudeció y siguió andando en silencio.

Comprendí que debía de darle vueltas a algo, así que, sin mediar palabra, empecé a andar a su lado en silencio.

—Porque eso... no es bueno. Ni para ti, ni para mí —prosiguió ella mucho rato después.

—¿Y en qué sentido no lo es? —le pregunté en voz baja.

—Eso de que alguien proteja eternamente a alguien... es imposible. Mira. Suponiendo, ¿eh?, suponiendo que te casaras conmigo... Tú trabajarías en alguna empresa, ¿no es así? ¿Quién me protegería mientras tú estuvieses en el trabajo? ¿Y quién me protegería mientras estuvieses de viaje de negocios? ¿Tengo que estar pegada a ti hasta que me muera? ¿Dónde está la igualdad? A eso no puede llamarse una relación humana, ¿no te parece? Además, cualquier día acabarías hartándote de mí. Te preguntarías: «¿Qué es mi vida? ¿Hacer de niñera de esta mujer?». Yo no quiero eso. No resolvería mis problemas.

—Mis problemas no tienen por qué durar toda la vida. —Posé mi mano en su espalda—. Algún día acabarán. Y cuando todo haya terminado, bastará con que reconsideremos el asunto. Bastará con que pensemos qué debemos hacer a partir de entonces. Y ese día tal vez seas tú quien me ayude a mí. No tenemos por qué vivir haciendo balance. Si tú ahora me necesitas a mí, me utilizas sin más. ¿Por qué eres tan terca? Relájate. Estás tensa y por eso te lo tomas así. Si te relajas, te sentirás más ligera.

—¿Por qué dices eso? —La voz de Naoko sonó muy seca.

Al oírla, comprendí que acababa de pronunciar las palabras equivocadas.

—¿Por qué? —repitió Naoko con la vista clavada en el suelo—. Si te relajas, te sientes más ligero, eso también lo sé yo. No hace ninguna falta que me lo recuerdes. Pero si ahora me relajo me haré pedazos. Desde hace tiempo he sido incapaz de vivir de otra manera, y todavía lo soy. Si bajara la guardia, aunque fuera una sola vez, sería incapaz de recomponerme a mí misma. Me haría pedazos y éstos volarían con un soplo de viento. ¿Cómo puede ser que no lo entiendas? ¿Cómo puedes decir que cuidarás de mí si no comprendes eso?

Enmudecí.

—Me siento mucho más perdida de lo que puedas imaginarte. Perdida entre tinieblas y hielo... Escucha... ¿Por qué te acostaste conmigo aquel día? ¿Por qué no me dejaste en paz?

Andábamos por un pinar en el más absoluto silencio. En lo alto de una cuesta había esparcidos los restos de unas cigarras muertas a finales del verano, que crujían bajo nuestros pies. Naoko y yo cruzamos el pinar despacio, con la mirada fija ante nosotros, como quien busca algo.

—Lo siento —dijo Naoko tomándome del brazo cariñosamente. Sacudió varias veces la cabeza—. No pretendía herirte. No hagas caso de mis palabras, ¿eh? Lo siento muchísimo. Sólo estaba enfadada conmigo misma.

—Quizás aún no te comprenda —afirmé—. No soy muy inteligente y me cuesta entender las cosas. Pero, con un poco de tiempo, llegaré a entenderte. Y no habrá nadie en el mundo que te comprenda mejor que yo.

Nos detuvimos un momento y aguzamos el oído en el silencio que nos envolvía. Con la punta del zapato hice rodar los restos de las cigarras y unas piñas, contemplé el cielo a través de las ramas de los pinos. Naoko permanecía absorta con las manos en los bolsillos, sin mirar nada en concreto.

—Watanabe, ¿me quieres?

—Claro —respondí.

—¿Puedo pedirte dos favores?

—Incluso tres.

Naoko sacudió la cabeza sonriendo.

—Con dos es suficiente. El primero es que te agradezco que vengas a verme. Estoy muy contenta y me... me ayuda mucho. Quizá no lo parezca, pero es así.

—Volveré a venir —dije—. ¿Y el otro?

—Que te acuerdes de mí. ¿Te acordarás siempre de que existo y de que he estado a tu lado?

—Me acordaré siempre.

Ella prosiguió la marcha sin más, en silencio. La luz del otoño se filtraba a través de las copas de los árboles y danzaba sobre los hombros de su chaqueta. Volvió a oírse el ladrido del perro, ahora más cercano. Naoko subió un ligero promontorio parecido a una colina pequeña, salió del pinar y bajó la suave pendiente a paso ligero. Yo la seguía dos o tres pasos detrás.

—Ven. El pozo puede estar por aquí cerca —le advertí a sus espaldas.

Naoko se detuvo, me sonrió y me tomó del brazo. Recorrimos el resto del camino el uno junto al otro.

—¿No me olvidarás jamás? —me preguntó en un susurro.

—Jamás te olvidaré. No podría hacerlo.

Moving Forward (Pt. II)

“Avanzo y escribo, decido el camino. Las ganas que quedan se marchan con vos.”

Último paso: Cerrar un capítulo.

Nunca pensó que fuese tan difícil concluir concientemente con una etapa de su vida, en realidad, nunca lo pensó. No se sentía completamente preparada pero ya era hora de darle un punto final a aquella historia sin fin. Tomó la lapicera y con mano temblorosa, escribió:

Querido Hombre Imaginario:

¿Debería llamarte querido? No lo se. Pero que importa, es la última vez que te llamo así y probablemente, la última vez que escribo algo relacionado con vos. Es que al fin decidí prestarle atención a todas las cosas que decías entre líneas. Hacerte caso y avanzar.

Tal vez te sorprenda que hasta ahora “no lo haya superado”. Creo que el principal problema es que comprendía el COMO, pero no el POR QUE. Entendí perfectamente como se fueron dando las cosas, pero lo que me dejó estancada fue no saber el por que sucedieron. Sí, sí, recuerdo bien todas aquellas excusas que me diste como motivos, pero te olvidaste (¿cómo se te olvido eso?) que mi intuición no falla y en un segundo supe que mentías. Sin embargo, luego de ser arrastrada hacia abajo por la corriente, intenté de a poco ir saliendo del pozo.

Creí haberlo superado.

Luego llegó aquella etapa de viajes. A mi me sirvió para madurar y ver las cosas desde otra perspectiva. No dudo que para vos significó lo mismo, pero a veces pienso que también te trajo recuerdos. Sino, no encuentro justificación a que fueras (al menos conmigo) la misma persona de antes. Hasta ahí, todo bien.

Lástima que la calma dure poco por que de repente, tembló. Nos separamos y guardaste silencio como tan bien sabes hacer, sólo que esta vez fue por mucho tiempo. ¡Qué increíble es el poder de la mente! Digo esto por que ese temblor no fue un desastre natural, sino el resultado de un montón de cosas en tu cabeza. También puede ser que quisieras divertirte a costa mía, pero me cuesta creerte capaz de eso.

No puedo decir que no saque nada bueno de la situación (¡Ahhh que bronca! Siempre termino aprendiendo algo de vos). Con el tiempo fui comprendiendo que mi mente podía hacer muchas cosas, entre esas, imaginarte. ¡Eras un producto de mi imaginación! Tan perfecto, tan…irreal. Jugué a ser Dios, pero olvide que soy un simple mortal y así tu existencia (y la mía) se fue llenando de errores. ¡Que estúpida había sido! Y sin embargo, me sentí bien. Al fin entendí que los “por que” no existían. Cualquier justificación a tu comportamiento hubiese sido válida, ya que todo era una invención mía. Así de simple. No más vueltas.

Hombre imaginario, al fin puedo decir que sos libre (¡y yo también!) No te voy a perseguir más, ni siquiera si decidís entrar en la mente de otra persona, ni te voy a cuestionar cuando quieras guardar silencio. Sólo quiero que sepas una cosa, no me vendría mal escuchar un “perdón” algún día.

En fin, es tiempo de seguir adelante.

Gracias por todo.

Un recuerdo de tu pasado.

Dobló la carta con cuidado y la guardó en el cajón de su escritorio. Nunca la entregaría a su destinatario, no por miedo a su reacción, sino para tener una constancia física de su logro.

Moving Forward (Pt. I)


Por varios días, lo único que rondaba en su cabeza era aquella frase que había escuchado decir a alguien: “Los pasos más difíciles de dar, son el primero y el último”. Quizás, el motivo de que no pudiera sacarsela de encima, era que ella se encontraba justamente en esa situación, entre el primer y último paso. ¡Qué ambiciosa podía ser a veces!, queriendo hacer dos cosas al mismo tiempo.

Primer paso: Empezar a escribir.

¿Empezar a escribir? Muchas veces se había preguntado por qué no existía una fórmula que le permitiera elegir la mejor idea para desarrollar, o la mejor forma de comenzar un texto. Le era imposible determinar que cosas era importante decir y que otras eran pensamientos irrelevantes. Y sin embargo, no renunciaba a la escritura porque pese a los dolores de cabeza, era casi la única forma que tenía de ordenarse y encontrar un poco de paz.

Ordenó su escritorio, buscó su cuaderno, la lapicera favorita, preparó una taza café, puso música, se sentó, contempló la hoja en blanco, bebió el café, se paró, volvió a sentarse, miró a través de la ventara, luego nuevamente la hoja. Nada.

Frustrada, se dejó caer sobre el respaldo de la silla y durante varios minutos se quedó ahí inmóvil con los ojos cerrados, escuchando la música y con la mente en blanco.

“When life moves, free your heart and strengthen thy soul”

Y de repente, lo comprendió.

Transición


Le fue imposible determinar en que momento se produjo la transición, pero evidentemente algo había cambiado. La temperatura del ambiente, tal vez, y la sensación de que el tiempo se había detenido por completo. Silencio. De repente no se oía ni una voz. Los clamores del pueblo se habían apagado, como si alguien fuera soplando velas una a una. Poco a poco, los rostros se desdibujaron en la niebla y desaparecieron por completo. El tiempo se había parado, incluso para él que todavía seguía inmóvil en aquel pueblo fantasma.

Sin embargo, en esa profunda soledad, una delicada mano se posó en su hombro obligandolo a voltearse. Sus rostros se encontraron, se miraron a los ojos. Pero esta vez no hubo necesidad de decirse nada, su mera presencia lo fue pintando todo de serenidad. Ella, tan hermosa como siempre, de pie a su lado, estaba ahí para acompañarlo. Para salir juntos de ese pueblo donde Dios les había dado la espalda y los había arrojado a la boca de los leones.

Lentamente, con su ayuda, soltó la soga que aún se aferraba a su cuello. Y tomandola de la mano, se dispusieron a enfrentar la eternidad.


-Pam Berilio-

__________________________________________________________
Nota: emm me copé con el álbum "Still life" de Opeth..así que está inspirado en eso.

¿Estará temblando?


Mmm...puede ser



(Dibujo by Liniers)

Sobre la repetición de actos


And my hopes,
they just can't unfold
Cold Inside - Indukti

El tiempo que estuvo ahí es difícil de determinar, bien podrían haber sido horas o minutos. No sabía por qué, pero ese lugar le resultaba extrañamente familiar. Como si hubiese estado ahí antes y ahora no lo recordara, o como si formase parte de un sueño. Sí, seguramente un sueño, era lo más lógico.

Frente a ella se extendía…¿quién sabe? La niebla lo cubría todo. Tan espesa que apenas se podía ver más allá de un metro. Sin embargo, pese a la poca visibilidad, podía deducir que se encontraba en un bosque. Alcanzaba a ver unos pocos árboles cercanos a ella. Tan quietos y silenciosos, siempre a la espera de algo.

Antes de quedarse sentada ahí y convertirse también en un árbol, decidió que lo mejor sería tratar de buscar algún sendero. Avanzar entre aquella espesura blanca no era tarea fácil, pero terminó por acostumbrarse a dejarse guiar por sus manos y a tener cuidado de donde pisaba. Pronto, estaba totalmente segura de que lograría salir de ahí, como tal vez, ya lo había hecho antes.

Lamentablemente, aquella confianza adquirida por la repetición de actos, la llevó a distraerse un segundo. Segundo que bastó para tropezar con una raíz y caer de bruces al suelo. Casada y cubierta de barro como estaba, la invadió una profunda sensación de impotencia. Más aún, cuando contemplando la corteza de los árboles, le pareció estar de vuelta en el punto de partida.

Ahora sí deseaba con toda su alma convertirse en un árbol y acabar de una vez por todas con esa tortura. Pero abandonándose de esa forma no lograría nada. Tenía que intentarlo otra vez. Volvió a ponerse de pie y esta ve procuró no fiarse demasiado. Así fue avanzando lentamente, mientras la niebla a su alrededor se volvía cada vez mas débil.

Finalmente pudo distinguir claramente el bosque que la rodeaba y logró alcanzar un camino. Con suerte, no le llevaría mucho salir de ahí. Pero debía tener cuidado, la niebla podría volver en cualquier momento.



-Pam Berilio-

__________________________________________________________
¿Alguna vez dije que no me gustaba este texto? Bueno, ahora me encanta.
Era solo cuestión de tiempo.

The start of something beautiful


Always in my thoughts you are
Always in my dreams you are
I got your voice on tape
I got your spirit in a photograph
Always out of reach you are

Cold inside my arms you are
Simple like a child you are
I remember when you took my hand
and led me through the rain
Down inside my soul you are

The more I show the way I feel,
the less I find you give a damn
The more I get to know,
the less I find that I understand
Innocent, the time we spent, 
forgot to mention we're good friends
You thought it was the start of something beautiful?
Well think again.

Mother lost her looks for you
Father never wanted you
I trust to love and then I find you never really felt the same
There's something in your heart so cruel

[Porcupine Tree]


Maldita canción que hace días que no puedo sacarme de la cabeza.
Me da miedo sentirme identificada. Me da miedo que tal vez se haya transformado en una obsesión.....
 
 
 
No, que locura

Guten Tag!

Hasta que me decidí a empezar!

En realidad, pretendía hacerlo ayer y unos pequeños problemas técnicos me lo impidieron. No tengo ningun texto para empezar, hace rato que vengo pensando en ese que quedara "perfecto", pero no se me ocurrió. Si tengo muchas cosas escritas, pero ninguna me parecía acorde para la primera entrada. Así que por hoy, me limito a contarles quien es la criatura que escribe desde este lado del monitor.

Según mi documento, me llamo Pamela Ortega, eso no se discute. Tengo 17 años y por el momento vivo en Mendoza. Me gusta mucho la música, el arte, el cine, la literatura, los idiomas...Pinto, dibujo, escribo y hasta a veces, hago como que toco la guitarra. Por lo que supongo que posteos en este blog van a ser bastante variados.

En fin...nos estamos leyendo

Auf wiedershen!